Memory of the world
Las pinturas de Acosta iluminan la intersección de la humanidad con el mundo natural y evolucionaron a partir de su crianza cerca de las Sierras de Córdoba en el centro de Argentina. Moviéndose entre el realismo y la abstracción, las obras exploran tanto el reino físico como el metafísico, observando el paisaje desde la perspectiva de nuestra respuesta emocional más que de su apariencia. Acosta nos incita a sentir estos espacios en lugar de simplemente observar su vasta belleza, porque «es en la naturaleza», cree Acosta, «donde nos vemos a nosotros mismos más profundamente».
Los espectaculares cañones y las cimas escarpadas de las montañas que pueblan su obra son interrumpidos por abstracciones, más intuitivas que matemáticas, que alteran nuestra perspectiva mientras trazan nuestra llegada a estos espacios. “Aunque nosotros mismos somos parte de la naturaleza”, dice el artista, “nuestros sentimientos de inmersión y luego separación de ella pueden crear tensión. Estas geometrías disruptivas nos hacen detenernos y cuestionar esa tensión, incluso desafiarla. Al final, todos somos uno y lo mismo”.
Lo que al principio parece una representación hiperrealista de su entorno es más bien una combinación de recuerdos e imágenes que forman su propia interpretación del paisaje. Más allá de esto, Acosta encuentra el mundo natural como una rara forma de autorretrato, descubriéndose a sí mismo en los elementos representados en sus pinturas. “Cuando miro una roca, me pregunto qué parte de ella está en mí y qué parte de mí está en la roca”.
Después de haber pasado tanto tiempo en estos paisajes, Acosta se siente continuamente atraído por el aspecto místico de ascender estas montañas o encontrar el camino hacia estos cañones remotos. Estos espacios pueden tener un impacto profundo en nuestras vidas, extendiéndose mucho más allá de las paredes y los picos representados con tanta elocuencia en el canon de trabajo de Acosta. Al diseccionar nociones de tiempo, espacio y existencia, sus pinturas son un ejercicio de presencia, de conciencia de estar vivo.
Los espectaculares cañones y las cimas escarpadas de las montañas que pueblan su obra son interrumpidos por abstracciones, más intuitivas que matemáticas, que alteran nuestra perspectiva mientras trazan nuestra llegada a estos espacios. “Aunque nosotros mismos somos parte de la naturaleza”, dice el artista, “nuestros sentimientos de inmersión y luego separación de ella pueden crear tensión. Estas geometrías disruptivas nos hacen detenernos y cuestionar esa tensión, incluso desafiarla. Al final, todos somos uno y lo mismo”.
Lo que al principio parece una representación hiperrealista de su entorno es más bien una combinación de recuerdos e imágenes que forman su propia interpretación del paisaje. Más allá de esto, Acosta encuentra el mundo natural como una rara forma de autorretrato, descubriéndose a sí mismo en los elementos representados en sus pinturas. “Cuando miro una roca, me pregunto qué parte de ella está en mí y qué parte de mí está en la roca”.
Después de haber pasado tanto tiempo en estos paisajes, Acosta se siente continuamente atraído por el aspecto místico de ascender estas montañas o encontrar el camino hacia estos cañones remotos. Estos espacios pueden tener un impacto profundo en nuestras vidas, extendiéndose mucho más allá de las paredes y los picos representados con tanta elocuencia en el canon de trabajo de Acosta. Al diseccionar nociones de tiempo, espacio y existencia, sus pinturas son un ejercicio de presencia, de conciencia de estar vivo.
2021
Hexton Gallery
Aspen – Colorado – Estados Unidos
Hexton Gallery
Aspen – Colorado – Estados Unidos